Desde el Observatorio Internacional del Trabajo y el Futuro nos proponemos recuperar algunos indicadores relacionados a salario, trabajo formal e informal, pobreza, desocupación, endeudamiento externo, distribución del PBI, entre otros, para establecer el impacto de las políticas públicas en la clase trabajadora argentina.
Las dos rutas de mayo
Hoy vivimos en un mundo digitalizado donde la sobreabundancia de información y sobre todo, de información falsa, nos obstaculiza poder observar y debatir sobre los modelos de país que están en disputa en Argentina. Pero cuando uno revisa los hechos históricos, los modelos económicos y políticos, encontramos que desde el origen del Estado Nación hay una clara disputa entre intereses totalmente contrapuestos.
A partir de 1810, en Argentina se constituyeron dos bloques históricos, uno nacional y popular, que incluye la industrialización a partir del agregado de valor en origen, el desarrollo con inclusión y con base en las garantías de derechos para la clase trabajadora. Además, con una perspectiva federal que afirma la soberanía política por sobre los intereses extranjeros y busca permanentemente una integración latinoamericana. Este proyecto estuvo representado por actores como San Martin, Moreno, Belgrano, Rosas, Irigoyen, Peron, Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
En su antítesis, encontramos un proyecto liberal con su programa de libremercado, atado a las reglas de los grandes capitales, mirando al puerto y a la imposición de una estructura productiva de materias primas, no diversificada, asentada en el mundo de las finanzas y el endeudamiento con los organismos multilaterales de crédito, desde la banca Baring Brothers hasta el FMI. Representados por Rivadavia, Mitre, Martínez de Hoz, Domingo Cavallo y Mauricio Macri.
A continuación, expondremos algunos hechos de las últimas tres décadas de la historia argentina, que reflejan fielmente los dos proyectos en disputa y sus consecuencias en la clase trabajadora.
El impacto del proyecto nacional
Una de las políticas públicas que sentaron las bases de la inclusión social para las y los trabajadores, fue la estatización de los fondos previsionales y la creación de la Administración Nacional de la Seguridad Social, que en la década neoliberal del `90 se habían privatizado y quedaron en manos de las AFJP.
Según datos del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) entre 2003-2015 se re-estatizaron 7 empresas que habían sido privatizadas, y se crearon 6 nuevas empresas. Esta configuración impactó de manera positiva en la clase trabajadora, representando incremento en 3,5 veces de la dotación de los recursos humanos en las empresas públicas.
Según un reciente estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) entre el año 2003 y el año 2015 más de 3,2 millones de jubilados y jubiladas que no podían acceder a su jubilación lograron el derecho. De esto se destaca que más del 70% son mujeres. Además, en ese período, las jubilaciones y pensiones duplicaron su poder adquisitivo.
El mismo estudio indica que durante esos años la distribución del ingreso mejoró con una disminución de la brecha entre el primer decil y el último decil de ingreso de 33 veces a 18,7 veces, siendo esta última cifra la menor brecha alcanzada en todo el período. A su vez, y en el marco de la creación de políticas sociales y distributivas de ingreso se destaca la creación de la Asignación Universal por Hijo (AUH) en el año 2009.
A su vez se generaron 3,1 millones de puestos de trabajo en el empleo registrado privado y el salario real, en el mismo período, mejoró 2,1 veces. De esta forma la tasa de desocupación se redujo del 20% al 5,9% y la informalidad bajó del 49% al 33%.
Al finalizar el año 2015 Argentina contaba con el Salario Mínimo, Vital y Móvil en dólares más alto de Latinoamérica siendo este de U$D 601,50.
En cuanto a la política de desendeudamiento, entre 2003 y 2015 la deuda sobre el PBI pasó de 139% a 52%.
El impacto del proyecto liberal
Durante los cuatro años de la gestión de Gobierno encabezada por el expresidente Mauricio Macri, estos números sufrieron grandes cambios. En cuanto a la pérdida del poder adquisitivo el salario promedio bruto en dólares es un 72% más bajo que hace 4 años, y se ubica en valores similares a los del 2003. Por su parte el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) en dólares se ubica en valores similares a los del 2007 y volvió a ser uno de los más bajos de Latinoamérica, U$D 266,88 (año 2021).
Esto impactó de manera directa en las y los trabajadores, el Observatorio de Deuda Social Argentina sostiene que en 2011 un 12,7% de las personas con trabajo asalariado eran pobres, mientras que en el año 2021 ese porcentaje llegó al 28,2%.
Según datos brindados por el Ministerio de Trabajo de la Nación, entre el período de noviembre de 2015 a noviembre de 2019 “alrededor de 240 mil trabajadores perdieron sus empleos asalariados en empresas privadas. Sólo la expansión del monotributo y del empleo público, logró compensar este proceso de destrucción del empleo asalariado”. Se observó de esta forma un aumento de 176.900 trabajadores en la categoría de monotributistas. Por su parte el sector público generó 105.000 puestos de trabajo. A pesar de estas reincorporaciones el periodo de tiempo seleccionado permite calificar a esta fase como la mayor contracción del empleo desde el año 2001.
En cuanto a los sectores más perjudicados en términos de pérdidas de fuentes de trabajo fueron la Industria, que perdió 170.200 trabajadores (13,5%) y la Construcción, donde la retracción fue de 29.400 puestos (8,7%).
La distribución en los ingresos percibidos de las y los trabajadores también se vio afectadas de manera diferente durante el transcurso de gobierno nacionales o liberales, para poner esta afirmación en datos concretos podemos decir que en 2015 las y los trabajadores obtenían el 51% del PBI y el Capital remuneraba al 49%. Actualmente el Capital remunera al 58%, los trabajadores al 42%.
Antecedentes a estas políticas de gobierno de carácter neoliberales, cabe destacar que en la década de los 90’ un total de 67 empresas públicas fueron privatizadas, destacándose las estratégicas de YPF, Ferrocarriles Argentinos, Gas del Estado, y Aerolíneas Argentinas. De esta manera el Estado disminuyó su participación en la economía y renunció a la gestión de recursos y a ciertas actividades productivas muy estratégicas, girando hacia una matriz mercadocéntrica.
El ciclo de desendeudamiento del proyecto nacional
A finales del año 2001, en el marco de la crisis económica que atravesó el país y que implicó una reducción del PBI en un 28%, y el 58% de los argentinos viviendo bajo la línea de la pobreza, Argentina declaró la suspensión del pago de la deuda externa por un total aproximado de 132 mil millones de dólares.
Durante el los Gobiernos presididos por Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, Argentina reestructuró su deuda con dos rondas de negociaciones, en 2005 y 2010, que fueron intermediadas por actores globales del sistema financiero, centralmente el HSBC, Citigroup, Deutsche Bank, JP Morgan, entre otros. La renegociación implicó una quita del valor nominal de los bonos que fue aceptado por el 93% de los tenedores. Según cálculos de Tomás Lukin (2016): “Entre 2005 y 2015, el país desembolsó casi 200.000 millones de dólares para el pago de vencimientos de intereses y capital”.
El ciclo de endeudamiento del proyecto liberal
Según datos del Banco Central de la República Argentina, 8 de cada 10 dólares que ingresaron al país entre diciembre de 2015 y 2018, tenían su origen en colocaciones de deuda y capitales especulativos. Así se desarrolló la fase de ingreso de capitales (2016- 2018) del ciclo de valorización financiera, en el cual el Tesoro Nacional emitió hasta febrero de 2018 U$S 108.173 millones de deuda (U$S 76.032 millones en moneda extranjera), convirtiéndose en el mayor emisor de deuda soberana entre los países emergentes.
Además, la gestión de Mauricio Macri, tomó el préstamo más grande en la historia del Fondo Monetario Internacional, con un Stand By por U$S 57.000 millones (de los cuales finalmente se desembolsaron alrededor de U$S 45.000).
De esta forma, Argentina ocupó el primer lugar del ranking de países que más deuda en moneda extranjera tomaron, seguida por Arabia Saudita con U$S 30.000 millones (casi la mitad) e Indonesia con U$S 20.049 millones (casi un tercio).
El compromiso de deuda en moneda extranjera con organismos internacionales públicos o entidades financieras privadas, limita las acciones de los gobiernos elegidos democráticamente y subordina estas políticas a los intereses particulares de estos actores económicos, que son opuestos a los intereses de las clases trabajadoras de nuestro país.
A modo de conclusión
Visto lo anterior podemos inferir que las políticas económicas, sociales y políticas llevadas adelante por los distintos Gobiernos, impactan de manera directa en las condiciones de vida de la población argentina.
A lo largo de la historia existieron 2 proyectos de país en disputa, hasta nuestros días; el liberal oligárquico, centralista y unitario, de Rivadavia y la deuda externa, del Directorio y el desfinanciamiento de la Campaña Libertadora del General San Martin, de Mitre y la Guerra de la Triple Alianza, de Roca y la “Campaña al Desierto”, de la Década infame y el Pacto Roca-Runciman, el de la “Revolución Libertadora y la proscripción del Peronismo, el de los golpes militares, el robo de bebes y las tortura y desapariciones, el de Macri, las Corporaciones mediáticas y la justicia corrupta. Y un proyecto inclusivo, popular y latinoamericano, el de San Martín y la campaña libertadora, el del Chacho y la defensa del federalismo, el de Rosas y la Vuelta de Obligado, el de Irigoyen y la creación de YPF, el de Perón, Evita y la Constitución del ‘49, el del Rosariazo-Cordobazo-Rosariazo, el de Néstor, Cristina y la AUH y el salario más alto de américa latina.
Los mejores resultados en materia de trabajo, previsión social y poder adquisitivo fueron acompañados por políticas tendientes al fortalecimiento de la matriz industrial, el agregado de valor en origen, el desendeudamiento, el desarrollo productivo estratégico, el control sobre las exportaciones e importaciones, y la distribución de las riquezas desde una perspectiva federal.
En cambio, se observaron resultados negativos en las condiciones de vida de la sociedad y aumento en los indicadores de riesgo social, en las políticas asociadas al libre comercio, el endeudamiento con organismos internacionales, el no control de importaciones y exportaciones, la priorización del aparato productivo agro exportador de materias primas no diversificado, el ajuste en políticas sociales, y una economía centrada en la especulación financiera.
De esta forma, se vuelve necesario, quitar el velo de la subjetividad en los debates actuales, y retomar las discusiones sobre las acciones y el proyecto de país que beneficia a las grandes mayorías, para de esta forma democratizar la participación en la planificación, ejecución y evaluación de las gestiones por parte de la ciudadanía en general y de los actores políticos, económicos y sociales que conforman la sociedad argentina.
Comments