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Nuevas habilidades para construir el trabajo y el mundo del futuro

Desde hace ya algunos años, el mundo se encuentra atravesando una crisis multidimensional de escala planetaria y sin precedentes. La pandemia provocada por el virus Covid-19 no hace más que acelerar y profundizar las convulsionadas transformaciones que atraviesa el sistema productivo mundial y por lo tanto, el aparato social e institucional que de ella se desprende.


Estos cambios, son consecuencia de la llamada cuarta revolución industrial o tecnológica, producto de la inversión de miles de millones de dólares en el desarrollo de big data, internet de las cosas, robótica, inteligencia artificial, redes de 5g, computación cuántica, impresiones 3D, vehículos autónomos, y bio y nanotecnología.

En función de estos avances tecnológicos, creemos necesario analizar la correspondiente relación que se establece con la formación y el desarrollo de nuevas habilidades requeridas por los y las trabajadoras.

Según un estudio de la Universidad de Oxford, en países como Estados Unidos la tendencia a la automatización ya amenaza a aproximadamente el 47% de toda la fuerza laboral; y, aplicando la metodología desarrollada por Carl Benedikt Frey y Michael Osborne, del Programa Oxford Martin sobre Tecnología y Empleo, el Banco Mundial estimó que el porcentaje es todavía mayor en países como Argentina (65%), India (69%) y China (77%).


En el mismo sentido, este estudio, plantea que ya es posible automatizar casi cualquier tarea, siempre que se recopila una cantidad de datos para el reconocimiento de patrones. Plantea que son automatizables 702 ocupaciones detalladas en el mercado laboral de EEUU. Especifica que los cuellos de botella de ingeniería corresponden a tres categorías de tareas: trabajo en percepción y manipulación de tareas, tareas de inteligencia creativa y de inteligencia social.


La aplicación de la tecnología de punta a los mercados laborales, presentan nuevas condiciones para los y las trabajadoras, como así también la creación de nuevos trabajos. Ejemplos de esto es la tendencia al teletrabajo, a los denominados trabajos de plataformas, “freelancer”, etc., lo que viene acompañado con un aumento del desempleo, del trabajo informal, la flexibilización y precarización laboral.


Según la Organización Internacional del Trabajo, las instituciones de educación y formación deberán ajustarse a estas nuevas realidades. La necesidad de integrar las habilidades educativas y digitales básicas, también llamadas habilidades STEM (la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas), se está convirtiendo cada vez más en un mínimo para adoptar empleos en áreas de nueva tecnología. Una combinación de éstas, sumada al desarrollo de las habilidades tradicionales de TVET (capacitación técnica, vocacional y educación) prepararía mejor a los trabajadores y trabajadoras, para que puedan insertarse en el mundo laboral y contribuir al desarrollo y buen vivir de la humanidad.


Como novedoso, y producto de estos cambios, se observa también como un desafío de la educación y formación laboral, el poder desarrollar y potenciar las llamadas “habilidades blandas”. En este marco diferentes consultoras, organizaciones y observatorios, tales como Adecco, la OIT, Staffing, entre otras; brindan listados de la habilidades laborales que los diferentes conglomerados empresariales demandan para la selección de trabajadores en sus empresas. Entre las habilidades propuestas encontramos: el trabajo en equipo y liderazgo, aprendizaje continuo, adaptabilidad y flexibilidad, sabiduría tecnológica, habilidades digitales y de codificación, alfabetización de datos, creatividad e innovación, resolución de problemas, inteligencia emocional, y pensamiento crítico.


El desarrollo de la tecnología puede ser visto y entendido, como una amenaza para los y las trabajadoras, generando un mayor grado de explotación o aumentando los índices de desempleos, mayor informalidad, etc., es el desafío de los y las trabajadoras convertirlo en una oportunidad. Para ello es necesario escapar de la lógica de la ganancia y la competencia, y pensarlo en clave de bienestar humano.


En función de lo dicho anteriormente, consideramos que estamos ante una oportunidad única en la historia de la humanidad en general, y en el mundo del trabajo en particular, en donde potenciando y desarrollando estas habilidades humanas, y poniéndolas al servicio del uso de la tecnología para el bien común y el bienestar de las personas, se podría lograr una división del trabajo, que libere a los hombres y a las mujeres de los trabajos forzosos, y logre una equitativa distribución de esfuerzos y riquezas.


Por el Observatorio Internacional del Trabajo y el Futuro


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