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Desigualdad de género en el ámbito sanitario

Nos encontramos atravesando una crisis orgánica del capital, marcada por profundas transformaciones en todos los ámbitos de la realidad social. A esto le agregamos que la pandemia mundial del Covid-19 aceleró las transformaciones económicas, políticas y sociales, y profundizó las desigualdades históricas de género sufridas por las mujeres.

Las implicancias de esta pandemia muestran el mayor riesgo que corren las mujeres, asociado a sus funciones en la primera línea de la atención sanitaria y social. Los principales sectores laborales que enfrentan este virus están altamente feminizados, los cuales representan el 70% del personal sanitario y social en el mundo. Las mujeres desempeñan roles que a menudo las exponen a riesgos para sus vidas, su salud y la de sus familias, asumiendo además mayores costos físicos y emocionales debido a jornadas extendidas y extenuantes, alejadas de sus hogares, de acuerdo a datos publicados por ONU Mujeres.


A pesar de ser las mujeres, la gran mayoría del personal sanitario, sufren diferentes formas de desigualdades, una de ellas es que tan sólo el 25% ocupa puestos de responsabilidad; es decir, la salud mundial está dirigida predominantemente por varones. Esto puede verse en que, según el informe presentado por la OMS, la Red Mundial de Personal Sanitario y Women in Global Health, el 80% de los presidentes de consejos ejecutivos son varones. Solo el 20% de las organizaciones sanitarias mundiales tienen paridad entre los sexos en sus consejos ejecutivos, y solo el 25% tienen paridad entre los sexos en los puestos directivos superiores.





Otra de las desigualdades padecidas por las trabajadoras del área de la salud es la brecha salarial, donde ganan, en promedio, 28% menos que los hombres, ya que las trabajadoras suelen ocupar puestos de categoría inferior y peor remunerados, y algunos de ellos no remunerados. A esto se suma el trabajo no remunerado del cuidado de la casa y los y las hijas, rol históricamente asignado a las mujeres, y justificado en estereotipos de género, binarios, sexistas, excluyentes y opresores del sistema capitalista.





Estas desigualdades también se ven representadas en la cantidad de trabajadoras de la salud diagnosticadas con la enfermedad Covid-19. De un total de 234 millones de trabajadores y trabajadoras, la Organización Panamericana de la Salud cifra en unos 570.000 el número de trabajadores y trabajadoras sanitarios confirmados con la enfermedad en el mundo. Unas tres cuartas partes de los diagnosticados son mujeres. En algunos países, estas cifras llegan a ser más del doble.


Por ejemplo, en España, el total de trabajadores y trabajadoras sanitarios infectados es de 28.326 personas, de las cuales el 75,5% son mujeres. Algo parecido sucede en Italia donde de un total de 20.797 trabajadores y trabajadoras infectados, el 69% son mujeres. En Estados Unidos el 73% son mujeres, de un total de 9.282 trabajadores y trabajadoras sanitarios infectados.


La región de América cumple con ese patrón. Según datos de la Organización Panamericana de Salud, en Brasil, de un total de 1093 trabajadores y trabajadoras de la salud infectados, el 62% son mujeres. En México, las trabajadoras de la salud infectadas representan un 60%. En Paraguay de un total de 620 trabajadores y trabajadoras de la salud infectados, las mujeres representan un 70%. En Argentina, de un total de 17.000 infectados, las mujeres representan un 67%. Y en República Dominicana, de un total de 272 infectados, el 64% son mujeres.





Frente al desafío que se nos muestra para erradicar la desigualdad de derechos, resulta fundamental profundizar la lucha y saber que ésta debe ir acompañada de políticas públicas que reconozcan y garanticen el acceso efectivo a derechos laborales equitativos, como así también equidad en el acceso a la educación de mujeres y niñas y el acceso a trabajos formales, mejor remunerados.


Por Observatorio Internacional de Trabajo del Futuro.

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