Niveles de sindicalización, calidad de vida y el desafío de los y las trabajadoras ante las transformaciones de la Cuarta Revolución Industrial.
Hoy el mundo atraviesa una crisis multidimensional, donde la disputa intercapitalista se ha profundizado, impactando directamente en nuestras formas de vida y las formas de relacionarnos. Por lo que se nos hace necesario poder analizar el estado en el que se encuentra la organización obrera y los niveles de sindicalización en nuestra región como así también a nivel mundial, ya que ésta sigue siendo una de las formas de organización para afrontar los embates del capital.
Observando dos regiones del planeta, por un lado, un grupo de países escandinavos y por el otro, un grupo de países de Latinoamérica, podemos observar según datos de un informe de 2018 sobre los niveles de sindicalización de la UNSM, que los niveles más altos de sindicalización están en Dinamarca (67%), Suecia (67%), Finlandia (65%) y Bélgica (54%), mientras que en Latinoamérica los niveles más altos se encuentran en Uruguay (30%) y en Argentina (28%). Los altos números de trabajo informal imposibilitan que ningún país de la región presente números superiores.
Según los datos que publicó el Banco Mundial sobre el Índice de Gini en 2018, que representa los niveles de desigualdad de ingresos, en los que podemos observar que los países escandinavos poseen los menores índices de desigualdad de Europa. En el caso de América Latina, una de las regiones más desiguales del mundo, donde según la ONU, el 20% más pobre de la población se queda con cerca de 4% del ingreso total, mientras que el 20% más rico se queda con casi la mitad de todo el ingreso; países como Uruguay y Argentina son los países con los menores índices de desigualdad.
Sin lugar a dudas, el grado de organización y sindicalización de los y las trabajadores, es una de las herramientas, entre otras, que ha permitido en algunos países lograr mejores condiciones laborales, más derechos y mejores niveles de salario. Pero debemos preguntarnos ¿hoy, alcanza?
La crisis del mundo actual, acelerada por la pandemia genera en muchos países, vacíos legales en los derechos laborales, intentos de flexibilización y el peligro de que se pierdan derechos adquiridos y lleven a una mayor explotación de los y las trabajadores.
Este escenario mundial cala hondo en el mundo del trabajo y sus organizaciones, ya que estamos en presencia de una profunda crisis de representación y frente a nuevos desafíos como el trabajo de plataformas, la robotización y automatización, que no solo provocan el aumento exponencial de nuevos desempleados, sino que imposibilitan la organización de los trabajadores. Si a esto le sumamos, las altas tasas de informalidad de nuestra región (imposibilitados de sindicalizarse), claramente los sindicatos tradicionales no son suficientes para hacer frente a las nuevas embestidas del Capitalismo.
Resulta esencial y fundamental para la clase trabajadora pensar y discutir nuevas formas de organización, inclusivas y representativas de los amplios sectores que hoy quedan excluidos del sistema; que permitan tejer redes de organización no solamente locales, sino globales, que posibiliten, a través de las nuevas tecnologías, compartir y coordinar las luchas de las mayorías excluidas por este sistema capitalista que engrosa los niveles de desigualdad y cada vez concentra más la riqueza en menos manos.
Por el Observatorio Internacional de Trabajo del Futuro.
Comments